Siento una sorda manera de abordar la vida, el pudor se
revienta en el aire de este atardecer de penumbra, este loco esperar en la
membrana de los sesos en un palpitar sin palpito, sin señales en lo oscuro, sin
apetito.
Voy pesando mi sombra izquierda, abrazándola y llenándola
de amor, viendo su debilidad, su poco movimiento que me pide, que me implora
que este ahí con ella siempre, hasta que vuelva a soltarse, a ser ella con
gracia y valor.
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