Estoy en la línea de la coma, siento el vaivén en silla
torcida de descanso, abierta con sol naciente entre las piernas, ronda el
juicio de tu penumbra, sin saber pero sintiendo, no importa condición, clase o remeda, los
instantes crecen, aúllan en bosque de abandono, incierto paraje de vueltas y
esquinas mohosas, traspapeles de sustos, en congoja disuelta, demonio atrasado,
vente ángel bendito, cuida con fuerza y aplomo el paisaje de ocultas muestras.