Rocas de arena que se desvanecen
en tus manos de roble
Minúsculos peñascos que se
desmoronan
Besos callados de labios cerrados
al olvido
Calles desérticas de asfalto
quemado
Miro y remiro por el balcón del
recuerdo
Y no te encuentro
Se perdió la marca del follaje
Los ojos no alcanzan el verde
Mi barbilla reposa escondida
en el borde oscuro de la nube baja
Mis dedos se alargan para tocar
las esquinitas del labio superior
Y quedo en el inferior traspié
de la colmena forrada
algodón color marfil
Solo queda una
Una abeja amarilla con destellos
azules
se cuela en la mirada
Da vueltas al azar con su música a
cuestas
Por fin se posa en mi mano
izquierda
Pincha con suavidad
Su guijón despierta los sentidos
dormidos
Suspiro y canto