teatro arriaga de bilbo
Papeles, esos de colores que lanzaste al viento, quedaron prendidos en las hojas de las hayas,
en los bosques de abedules, en los desiertos de cujíes, en los océanos
subterráneos de aguas emocionales
latentes, en los ríos sonoros, en los prados silvestres donde crecen las
amapolas, las margaritas y los giralunas, porque los soles fueron raptados en
las noches por aleteos de águilas de
tigre. Vientos del sur, soplan y calientan… Luego apareció el
Sol lejano, las heladas cortando el
aliento, la luz del norte, el aire siberiano que
adormece el cuerpo entre mantas, canciones y salamandras… Vuelves a respirar en
el centro, reconoces la sílaba, la
palabra dormida, trasnochada . Vuelves a reírte de tu tonto alboroto. El pasado sigue
sacudiendo las espaldas, cada día lo amas más, juegas con él, sientes que te corretea por pasillos interminables con puertas abiertas, cerradas, pestillos de antaño, pestillos eléctricos que
permiten abrir y cerrar a tu antojo, a larga distancia, con los ojos cerrados, con la mente girando
entre lunas y soles. Todo a pedir de boca, todo transformado a tu aire. Banderines de colores, esos que adornan los
lejanos pueblos escarpados tibetanos, papelitos prismacolor, silencios
coloridos, partituras sublimes que
transportan las notas del colorín
colorado del laúd, infinitos aires
del universo bendito que muestra su orden divino, la puesta en escena.
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2 comentarios:
Un despliegue de colores Titina, un abrazo
el pasado de aromas y de estancias, siempre es el mejor de los pasados, y lo cuentas tan bellos...un beso
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