Sentada
entre verdolagas
espero
en
el patio de la casa
absorta
por el color brillante
de
las calas enanas
y
el intenso olor a guayaba
Pensando como todas las tardes-noches
en
tu llegada, en tu silla imprescindible
debajo del Cují
Con
esas marcas del tiempo que he dibujado en tu tronco recio.
La
lluvia comienza a marcar territorio
entre las nubes mas cercanas
y la calle que
baja por donde
siempre apareces, con ese andar tan tuyo
tan de nadie mas
Me
levanto despacio,
hoy me siento despacio
voy a la cocina muy despacio tanto,
que siento que he caminado mucho
para llegar allí…
al volver la cabeza me
asombro
de estar apenas en la puerta del patio
abierta siempre de par en par.
Las estrellas se pasean por mi casa
como si fuera de ellas
me hacen compañía, me
dicen cosas
hacemos y deshacemos.
Luego
al amanecer se van
algún lucero se queda conmigo
y entonces juntos, decidimos
escribir
en el block de florecitas ó en aquel
de calaveras
que dejó olvidado mi
hija.
Y
regreso al patio, despacio
muy despacio
como queriendo sorprenderte
entre las
guayabas, el cují y aquella cala
que te mira de frente sin pudor.
La lluvia ha cesado, la calle no se dibuja
la línea de tu tronco
se ha disuelto
en una gota de abril.
2 comentarios:
Mi wuerida amiga. Es fascinante el poema que acabo de leer. Por su sencilla profundidad en el concepto y la luz vibrante de su cotidiano esmero. Hermoso poema amiga. Felicidades, El otoño que invade tu blog es muy realista. Saludos. Un beso para ti.
Jorge Arié
Gracias amigo poeta Jorge Arié! abrazos
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