miércoles, 27 de marzo de 2013

ensueño de paz




Las uñas me delatan. Tengo un sinfín de conchas incrustadas que van saliendo a medida que las veo, las palpo, las dejo ir llena de entusiasmo. Antes era miedo, ahora sonrío y parto.  Se diluyen, se desvanecen y me río de tanto alboroto por lo sencillo, lo obvio… Antes eran nubarrones de nostalgia, ahora son nubes pasajeras, luminosas, borrosas, pero pasajeras, porque vuelve el sonar, el repique del trueno, rayo constante del Catatumbo, jamás abandona el lago inmerso en mis emociones, traducidas al compás de los toques de campanas en un lejano caserío de montes y estrellas, donde las ovejas y el pastor viven, él sueña con su flauta y su perro, solos no, con un gentío, árboles y maleza, riachuelos y cascadas, animalillos e insectos, nubes de pensamientos, palabras escondidas en corazónes rebosantes de cariño,  paz pastoral, campiñas y flores, aromas de la soledad cultivada, cuidada con el esmero del especialista de sueños, sonrisas y aciertos.